Nostalgia.

Aún lo puedo sentir.
El sol de la mañana pirenaica acariciando mi piel durante el día.
El frío de la noche pirenaica acariciando mi piel durante la noche.
La hierba mojada. Todos sentados. En silencio.
Observando miles de estrellas que el asfalto
y el hormigón de la ciudad jamás podrán contemplar.
Esa paz y esa tranquilidad únicamente interrumpida
por los juegos y las risas de l@s acampad@s.
Hace uno y dos años yo era una de ell@s.
Y ahora estoy sola en mi cuarto.
Recordando todos aquellos momentos que jamás olvidaré.
El recuerde de amistades entrañables.
Recuerdos especiales.
Sensaciones indescriptibles... ahora irreales.
Me viene a la mente esa banda sonora.
Esa que cada vez que escucho evoca tu recuerdo.
Esa que jamás podré olvidar.
Pero yo sí me he de marchar.
Pues no estoy ya en Pirineos.
Sino en mi ciudad, harta de recordar.
Cierro mi diario y comienzo a soñar.
~