Lee el capítulo uno aquí.
Cuando
regresé a casa aquella mañana no le dije nada de lo que había
descubierto a mis padres. Cada vez que intentaba sacar el tema de mi
tía o de la magia, que normalmente solían ir de la mano, desviaban
el rumbo de la conversación o ni si quiera me contestaban. Con esto
no quiero dar la impresión de que mis padres no eran buenos padres,
pero tampoco eran perfectos. Así que me limité a saludar y sentarme
a comer como lo hacía siempre. Pero casi cuando estaba acabando de
comerme una manzana sonó en mi móvil una llamada entrante. Miré la
pantalla para ver quién era y, para mi sorpresa, ¡era Edmund! Lo
cogí rápido y me dispuse a ir a mi habitación para hablar:
-¡Hola,
Lizzy! -oigo al otro lado del aparato.
-Hola,
¿cómo has conseguido mi número?
-Estás
en el grupo de WhatsApp de clase. Solo quería disculparme si esta
mañana he sido un poco brusco contigo.
-No,
tranquilo, no pasa nada... Soy yo que estos temas me sacan un poco de
mis casillas, pero todo está bien, gracias.
-Me
alegro porque se me había ocurrido una cosa que quizá te pueda
interesar.
-¿Qué
cosa?
-¿A
ti te gustaría ir a Wizland y aprender a usar correctamente la
magia?
-Nada
me gustaría más que poder controlar mis poderes y relacionarme con
gente que no me mirase como si yo fuera un bicho raro.
-Genial,
en ese caso, yo me ofrezco a enseñarte todo lo necesario este
invierno y primavera para que en verano puedas acceder a Wizland y no
ir con los críos de 12 años, sino entrar directamente en algún
curso más avanzado.
-¿Cómo?
-Si tú
quieres, claro.
-Eh...
¡claro que quiero! Pero, no sé, me lo has dicho así tan de repente
que estoy un pelín abrumada por todo lo que pueda venir.
-No te
preocupes, yo ya estoy en último curso de magisterio mágico, así
que creo que no me será difícil enseñarte. Aunque, claro, todo
depende del grado de implicación y motivación que tengas, aunque un
poco de talento auténtico nos sería de gran ayuda.
-¿Y
cómo sabré si lo tengo?
-Ven a
comer a mi casa mañana y por la tarde nos dedicamos a comprobarlo.
Probaremos unos hechizos muy sencillos y después otros un poco más
avanzados y, según se te den, comprobaremos cómo se te da la magia.
-Está
bien, por probar... aunque no creo que a mis padres les guste esa
idea.
-Pero
tú tienes 19 años, ya eres mayor de edad y lo suficientemente
madura para tomar tus propias decisiones. Está claro que si vives
bajo su techo tienes que respetar sus normas, pero, fuera de él,
¿quién te impide hacer lo que quieras?
-¿Sabes?
Puede que tengas razón. ¡Mañana comprobaremos cómo se me da la
magia!
-¡Estupendo!
Te espero en la salida de la facultad a la una en punto.
-¡Allí
nos vemos! Ciao y gracias, de verdad.
-No
hay de qué. ¡Hasta mañana!
[...]
-¡Hola!
Perdón por la tardanza, es que el profesor de Ecología se emociona
en seguida y exprime su clase hasta el último minuto -dije llegando
al punto de encuentro con Edmund.
-No te
preocupes. Vamos, mi piso está a cinco minutos de la universidad.
Espero que te gusten los macarrones.
-¡Mucho!
Por cierto, ¿estás seguro de que si me instruyes de aquí a verano
me dejarán entrar en la escuela saltándome algún curso?
-Le he
mandado un correo al director Lowes y le parece bien que yo te enseñe
todo lo que pueda hasta que de comienzo el verano. Entonces él y
algunos profesores más te harán un par de pruebas y decidirán en qué
curso entrarás.
-¿Le
has mandado una lechuza como en Harry Potter?
-¿Pero qué dices? ¿Te crees que esto es un cuento? Anda, vamos un poco más
rápido. Lo mejor será que empecemos cuanto antes, la vida real es
más dura que la de los mundos fantásticos y te aseguro que el
director Lowes es mil veces más exigente que Dumbledore. Si no
quieres ir a clase en verano con unos críos de trece años tendremos
que trabajar mucho.
-¿Hasta
dónde crees que puedo llegar?
-Bueno,
eso depende del empeño que le pongas y en gran parte también
depende de tu talento. En breves descubriremos si has heredado la
habilidad de tu tía o si por el contrario te pareces más a tu
madre, que veía la magia como un lastre para ella.
-¿Por
qué sabes tanto de mi familia?
-Ya te
lo dije, los anuarios. En ellos hay información sobre todos los
estudiantes que han pasado por Wizland: sus gustos, sus puntos
fuertes, los débiles, hobbies...
-¿Sabes
qué le gustaba hacer a mi tía en su tiempo libre?
-Tu
tía no tenía tiempo libre. Siempre estaba demasiado ocupada en
encontrar ingredientes para sus pociones y en descubrir nuevas
recetas.
-¿Eso
también lo pone en los anuarios?
-No,
me lo dijo mi tío una Noche Buena en que se puso como una cuba. Se
acercó a mí en plan maníaco-depresivo y me contó todas sus penas.
A la mañana siguiente me hizo jurar que no se lo diría a nadie.
-Pues
ya veo que tu palabra no vale mucho...
-Eh,
contigo he hecho una excepción. Creo que tienes derecho a saber la
verdad sobre tu familia.
-Gracias.
-Vamos,
ya casi hemos llegado.
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Imagen sacada de Pinterest |
Edd
vivía en un edificio que por fuera se antojaba un poco antiguo, pero
por dentro tenía pinta de haber sido reformado hace poco. Él vivía
con otros dos chicos en la tercera planta. Nada más entrar por la
puerta sus dos compañeros, Alberto y Adrián, me saludaron. Por
suerte al convivir con Edmund desde hacía ya un mes se habían
acostumbrado a la magia y me trataron con total normalidad.
Comimos
los cuatro en la mesa del comedor y en cuanto terminamos Alberto y
Adrián se marcharon a la universidad ya que tenían clase por la
tarde. En ese momento Edmund recogió la mesa y puso en ella algunos
objetos como probetas, frascos que no conseguía reconocer lo que
contenían, un palo y un lápiz que partió en dos.
-Bien.
Estos son los instrumentos con los que trabajaremos hoy. Con ellos
nos haremos una idea de tu nivel mágico. Comencemos por algo
sencillo. Ya que se te dan bien las ciencias, las medidas matemáticas
y eso, lo primero que harás será crear un perfume.
-¿Con
la probeta y esos líquidos?
-Exacto.
Es muy sencillo. Verás, este frasco de aquí -dijo señalando uno
que contenía un líquido transparente- solo contiene agua normal y
corriente. Pero, este de aquí -continuó señalando al de la
derecha- contiene odormix que, como su nombre indica, es un
preparado que puede adoptar el olor que tú quieras al mezclarlo con
agua. Lo único que tienes que hacer es verter 10 mililitros de
odormix en el agua pensando o bien en un perfume que te guste
o bien en como te gustaría que oliera un perfume. Si lo haces
correctamente proyectando tus pensamientos al verter la mezcla,
obtendrás una bonita fragancia, si no... bueno, con decirte que
cuando estaba en primero en alguna clase tuvimos que usar máscaras
anti-gas te lo digo todo.
-Eso
no me tranquiliza mucho...
-No te preocupes,
si te concentras bien y hechas la medida adecuada y luego lo remueves con este palo, no hay razón por la que tenga que salir mal.
-De
acuerdo, allá voy...
Cogí
el frasco del tal odormix y con mano un poco temblorosa y la
atenta mirada de Edmund puesta en mí y cada uno de mis movimientos, calculé con las indicaciones numéricas de la probeta y vertí los
10 mililitros en el recipiente con agua intentando visualizar en mi
mente una fragancia dulce pero intensa, una mezcla entre colonia de
bebé y Chanel Nº5. Después lo removí con el palo que había a mi
derecha y en un primer momento con comprobar que el palo no se
derretía ni deshacía al estar en contacto con la mezcla yo ya me
daba por satisfecha. Me alegraba ver que no había creado ácido ni
nada radiactivo.
-Muy
bien, así creo que es suficiente -me interrumpió Edmund cogiendo el
recipiente con la mezcla-. Ahora comprobaremos si huele a rosas o a
mierda.
Metió
una especie de tira de cartulina dentro, la sacó y sacudió un poco
para que se secase y acto seguido la olió. Pero de repente hizo una
mueca con su cara que no reflejaba una fragancia dulce e intensa,
sino repugnante y vomitiva. Yo me asusté y pegué un blinco:
-¿Tan
horrible es?
Entonces
Edmund estalló a carcajadas y me dio la tirita para que la oliera
yo... ¡¡Olía genial!! Uno de los olores más agradables que había
olido en toda mi vida. ¡¡Y lo había creado yo!!
-Si lo
patentas podrías sacar mucha pasta -contestó Edd al ver que estaba
satisfecha con el resultado.
-¡Pues
no es mala idea! No lo descarto en un futuro... ¡¡Pero ahora quiero
saber más!! ¿Cuál es la siguiente lección?
[To be continued...]
¡Hola, mis Utópicos! ¿Qué os ha parecido esta continuación de la historia creada a partir de las dos últimas entradas? Si os parece interesante la historia igual la publico poco a poco en Wattpad :) ¡Contadme!
Y, sobre todo, ¡que tengáis un feliz comienzo de semana!
¡Besos!